martes, 22 de abril de 2008

Mi propio Jardín

¿Qué ocurre cuando te vas de vacaciones? que se te olvidan tus quéhaceres diarios, semanales en el caso de éste blog, y dejas de visitarlo, dejas de mimarlo a base de suaves tecleos, dejas de acceder a él... y, lógicamente, sino lo cuidas se hecha a perder, como ocurre desgraciadamente con tantas cosas de la vida. Por suerte, en ocasiones, la solución de estos descuidos, radica simplemente en volver a mirarlos, y siguiendo ésta lógica, me asomo al blog, y, para mi sorpresa, ¿que es lo que descubro? que no sólo tengo un blog, también tengo un jardín en la parte trasera de una casa, que acabo de descubrir que también es mía, que la comparto con un amigo (sin rollos gays, recordad que soy asexual), y ¡con una mascota!(sin rollos zoofilicos... asexual, ya sabéis), un simpático perrito, de ésos que sabes que no imponen, y por mucho que lo intenten siempre serán inofensivos, así que no espanta a ladrones, pero no importa, porque la gente de tu entorno ni siquiera sabe que tienes nueva casa, y al estar en las afueras, a nadie se le puede ocurrir la absurda idea de adentrarse en ella, pero como te hace gracia el perrito, pues... se le coge cariño, y ahí lo tienes, en casa, aunque no haga nada.
Así que, recapitulando, ya que son muchas emociones juntas, acabo de adquirir una casa, un compañero de piso, un perro y un jardín con posibilidades (terreno fértil).
¡Pero ahí no acaba la cosa! lo mejor de todo, descubro que, ¡además! tengo un nuevo post, y con ello, el inicio de una nueva etapa dónde plasmar mis pensamientos, ¡y sólo por regresar a mi recién imaginada morada, haberme asomado por la ventana de mi recién adquirida cocina que da a mi recién bautizado jardín! ¿no es para tirar cohetes e improperios al acogedor cielo?.

¿Y qué ocurre cuando te vas de vacaciones y dejas al perro en el jardín? ¡exacto! que éste gran día en el que he vuelto a mi dulce hogar, me topo con la cruda realidad, mi antaño majestuoso jardín, del que me sentía tan orgulloso (aunque fuése sólo porque planté ésas petunias con tanto colorido y viveza (para mí)), ahora es el centro de ocio de mi improbable mascota, y claro, si ya con la acción del tiempo (tu dulce césped se convierte en mala hierba), junto con factores externos (insectos, topos, culebras, enanos de jardín, vecino cotilla...), se deteriora mi querida parcela, le sumas a mi simpático perro, que ya de por sí se hace molesto, porque no sólo no deja de ladrar para reclamar la atención, sino que, en un descuido, ha hecho interesantes estropicios en mi precioso jardín (hoyos, excrementos y un largo etcétera)... Y claro, me llega ése gran dilema que nos surge a todos en situaciones semejantes... ¿se lo recriminas? ¿es consciente de lo que hace? ¿o sólo imita a su dueño?je.
Como soy nuevo en ésto de tener mascota, me he dejado llevar por la lógica, y he consultado a una gran consejera en éstos casos... tuperro.com.mx
Y según ella, he de ser más comprensivo con el animalito, la criatura es muy inconsciente en sus actos, y no entendería mis severas reprimendas, asi que intentaré crear un "ambiente familiar mucho más placentero".
A partir de ahora, trataré de echar un vistazo semanal a mi jardín, para que no se eche a perder, y sobretodo, no dejar al perro suelto.

Hasta la próxima, y enhorabuena a quien haya podido llegar hasta aquí con éste extenso post.

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